Donar un riñón en vida: requisitos a tener en cuenta antes de ofrecerse

Riñón
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Actualizado: lunes, 27 febrero 2017 17:11

MADRID, 27 Feb. (EUROPA PRESS) -

España es líder mundial en donación y trasplante de órganos, gracias a la solidaridad de la ciudadanía y a la concienciación sobre la importancia que tiene este gesto para salvar vidas. Uno de los mayores ejemplo de este altruismo, son las donaciones de riñón en vida, autorizadas en algunos casos en las que la donación de cadáver no permite resolver una enfermedad renal.

Según la Organización Nacional de Trasplantes (ONT) en 2016 se realizaron 341 trasplantes renales de donante vivo pero de momento no son muy frecuentes, probablemente por la mucha mayor oferta de trasplante de donante fallecido.

Esta opción suele ser la elegida cuando un paciente necesita un trasplante renal y uno de los miembros de su familia es compatible y, según ha explicado José Maria Graña, nefrólogo de la Clínica San Martín de Valencia y experto de Doctoralia, la extracción de uno de los dos riñones del donante suele realizarse mediante laparoscopia, para después implantarlo en el receptor.

"En términos generales, esta técnica se recomienda porque tiene un buen pronóstico de supervivencia del injerto (riñón) a largo plazo, más aún que si el donante es cadáver", ha reconocido Graña.

La operación suele durar entre 30 y 60 minutos, siempre que no haya complicaciones, y el postoperatorio suele ser para el donante satisfactorio, dado que la recuperación acostumbra a ser rápida y sin secuelas.

Aunque esta operación no presenta más complicaciones de las derivadas de cualquier cirugía, sí hay unos requisitos que debe cumplir la persona que quiere ser donante vivo.

PASOS PREVIOS A LA CIRUGÍA

Así, en primer lugar resulta indispensable realizarse un chequeo médico completo, repasando la historia clínica, los hábitos de vida y los antecedentes familiares para establecer si su estado de salud es el adecuado tanto para someterse a la operación como para ser donante.

"Es lo que se conoce como anamnesis completa, y sobre todo se revisan factores de riesgo cardiovascular, diabetes mellitus, hipertensión arterial, obesidad y litiasis renal, entre otros", explica el experto.

Posteriormente se realiza una analítica completa en la que, además de los marcadores habituales, se estudia el grupo sanguíneo, el perfil lipídico y hepático, el ácido úrico, las hormonas de la tiroides y la presencia de virus como el VIH.

Asimismo se realiza una ecografía abdominal y una radiografía de tórax, para descartar posibles anomalías. En el caso de personas fumadoras o que consumen alcohol de forma habitual pueden justificarse exploraciones adicionales.

Si estas pruebas resultan correctas, no hay problema en realizar la donación. Sin embargo, hay casos en que está contraindicada la operación, tales como dar positivo en VIH, hepatitis B o C, padecer obesidad, haber sufrido litiasis renal hace menos de 5 años, tener diabetes mellitus o presencia de proteínas en la orina superior a lo recomendado, lo que se conoce como proteinuria.

La salud psicológica y los vínculos afectivos también son claves
En la mayoría de casos de trasplantes en vivo existen vínculos afectivos, pues suelen estar protagonizados por familiares (pareja, padres, hijos, etcétera).

DEJAR CLARO QUE NO HAY CONTRAPRESTACIÓN

Y aunque las dos partes se muestren a favor de la operación y las pruebas clínicas sean positivas, "debe quedar reflejado judicialmente que no existe ninguna contraprestación económica ni ningún tipo de transacción relacionada con la relación", ha explicado Graña.

También merece especial atención el estado psicológico de ambas partes, ya que de existir algún trastorno psicológico o psiquiátrico se desestima la intervención si se demuestra que el donante no está en plenas facultades mentales de tomar la decisión y el receptor, de cumplir con las pautas terapéuticas posteriores.

Después de someterse a la intervención el donante no tiene que seguir unas pautas específicas salvo seguir teniendo hábitos de vida saludables. Sin embargo, según Graña, hay que vigilar la ingesta de sal, pues "el donante se vuelve monorreno, es decir, pierde una parte de su función renal al tener menos negronas por el trasplante".

Además, también se deben controlar más los factores de riesgo cardiovascular, asegurar una ingesta de agua adecuada y realizar ejercicio físico moderado de forma regular.