Bajar la presión arterial, la mejor arma contra el ictus

Presión arterial corazón
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Actualizado: miércoles, 7 octubre 2015 15:07

MADRID, 1 Abr. (EUROPA PRESS) -

   La presión arterial es la fuerza ejercida por la sangre sobre la unidad de superficie arterial. No existe una línea divisoria entre lo que se sería una presión arterial normal y una elevada, por lo que se han establecido niveles arbitrarios que ayudan a los profesionales sanitarios a definir a las personas que tienen un mayor riesgo de presentar una complicación cardiovascular.

   Sin embargo, una nueva declaración científica emitida conjuntamente por la Asociación Americana del Corazón, el Colegio Americano de Cardiología y la Sociedad Americana de Hipertensión refuerza el objetivo de reducir a menos de 140/90 mmHg para prevenir ataques cardiacos y accidentes cerebrovasculares en pacientes con hipertensión y enfermedad de la arteria coronaria.

HIPERTENSIÓN

   El documento, publicado en la revista 'Hypertension', sugiere también reducir la presión arterial a menos 130/80 mmHg en algunos individuos con enfermedad cardiaca que ya han experimentado un derrame cerebral, ataque al corazón o pequeño ictus u otros trastornos cardiovasculares como un estrechamiento de las arterias de las piernas o aneurisma de la aorta abdominal.

   La nueva declaración ofrece un resumen del tratamiento de la hipertensión en los pacientes que tienen la presión arterial alta y que han sufrido un accidente cerebrovascular, ataque cardiaco o algunas otras formas de enfermedades del corazón, subraya Elliott Antman, presidente de la Asociación Americana del Corazón y profesor de Medicina de la Facultad de Medicina de Harvard, Estados Unidos.

   "El comité de redacción refuerza el objetivo de menos de 140/90 para prevenir ataques cardiacos y accidentes cerebrovasculares en pacientes con hipertensión y enfermedad de la arteria coronaria -subraya--. Esto es importante porque ha surgido confusión en la comunidad clínica en el último año en relación con el objetivo apropiado a la hora de gestionar la presión arterial en la población en general".

   Según la declaración, realizada por expertos reconocidos internacionalmente en el ámbito de la cardiología y la investigación de la presión arterial alta, una meta más baja de menos de 130/80 mmHg puede ser apropiada en algunos individuos con enfermedad cardiaca que ya han experimentado un derrame cerebral, ataque al corazón o mini-ictus (también llamado un ataque isquémico transitorio o AIT) u otras patologías cardiovasculares.

   Bajar la presión sanguínea se puede realizar de forma segura y la gran mayoría de las personas no tendrá problemas cuando se utilicen los medicamentos estándar, escribe el comité. Sin embargo, estos expertos recomiendan que los médicos tengan precaución en pacientes con obstrucciones de las arterias coronarias, aconsejando que la presión arterial se debe bajar lentamente y no esforzarse por reducir la presión arterial diastólica (número inferior) a menos de 60 mmHg, particularmente en mayores de 60 años.

   La declaración ofrece recomendaciones específicas basadas en la evidencia y contraindicaciones para ayudar a los médicos a seleccionar qué medicamentos antihipertensivos usar en pacientes con diversos tipos de enfermedades del corazón. Para la mayoría de los enfermos, eso supone tomar un betabloqueante solo o en combinación con otras clases de fármacos.

   "En el espectro de fármacos disponibles para el tratamiento de la hipertensión, los betabloqueantes asumen un lugar central en los pacientes con enfermedad arterial coronaria", resalta Clive Rosendorff, presidente del comité de redacción de la declaración, profesor de Medicina en la Escuela Icahn de Medicina del Centro Médico de Mount Sinai, en Nueva York, y director de educación médica de postgrado en la Administración de Ancianos en el Bronx, Nueva York.

   Además de su efecto sobre la presión arterial, los betabloqueadores disminuyen la frecuencia cardiaca y reducen la fuerza de la contracción cardiaca, lo que rebaja el consumo de oxígeno del corazón. También aumentan el flujo de sangre al corazón al prolongar el tiempo entre las contracciones, que es cuando la sangre fluye hacia el músculo cardiaco.

   "Además de tratar la hipertensión, esta declaración también reconoce la importancia de la modificación de otros factores de riesgo de ataque cardiaco, accidente cerebrovascular y otras enfermedades vasculares, incluyendo la obesidad abdominal, niveles anormales de colesterol, la diabetes y el tabaquismo", resalta Rosendorff.